París. La ciudad de la luz, del amor, de la moda, del arte, del cine y de los croissants perfectos. Un lugar donde cada esquina parece una postal… hasta que haces algo que no deberías. Porque sí, París es maravillosa, pero también es una ciudad con carácter. Y como toda diva, tiene sus reglas no escritas. Así que, si no quieres parecer un turista perdido o directamente molestar a los locales, aquí van unos cuantos consejos. Ya no es lo que tienes que hacer o visitar sino qué no debes hacer en París si quieres disfrutar la ciudad de verdad.

Qué no hacer en Paris.
No saludes sin decir “Bonjour”
Esto es básico. En París, la cortesía abre todas las puertas (bueno, casi). Entrar en una tienda o dirigirte a alguien sin decir “Bonjour” (o “Bonsoir”, si es tarde) es un error de manual. Y la respuesta puede ser un silencio frío o, peor, un mal gesto.
Hazlo mejor: Un simple “Bonjour madame/monsieur” cambia por completo el trato. Y si encima añades un “merci” al final… voilà!
No esperes que todo el mundo hable inglés (o quiera hacerlo)
Aunque muchos parisinos hablan inglés, no les entusiasma que vayas directamente con el “Do you speak English?” como si fueras el protagonista de una película americana.
Hazlo mejor: Intenta aprender algunas frases básicas en francés. No importa si tu acento no es perfecto, lo que cuenta es el esfuerzo. El gesto se valora muchísimo y te hará la vida más fácil.
No subestimes las distancias
París parece compacta en el mapa, pero moverse de Montmartre a Le Marais a pie no es un paseo. Acabarás con los pies destrozados si no planeas bien.
Hazlo mejor: Usa el metro (rápido, eficaz y muy parisino) o combina con buses y caminatas más razonables. Compra un bono de 10 viajes (carnet de 10 tickets) y evita colas innecesarias.
No comas en restaurantes pegados a monumentos
Sí, es verdad, están convenientemente situados y tienen terraza con vistas. Pero también suelen tener comida mediocre a precios astronómicos.
Hazlo mejor: Aléjate unas calles de las zonas más turísticas y busca bistrós, boulangeries o pequeños locales donde comen los parisinos. Comer bien en París no tiene por qué costar un dineral.
No subestimes el café parisino (ni te sientes sin pedir)
Tomar un café en una terraza es todo un arte en París. Pero hay reglas: sentarse sin pedir puede irritar a los camareros, y pretender trabajar con el portátil durante horas no está muy bien visto.
Hazlo mejor: Pide con cortesía, disfruta del café como los locales (mirando pasar la vida) y si quieres algo rápido y barato, tómalo en la barra. Más barato y más local.
No te saltes los parques y cementerios
París no es solo museos y tiendas. Tiene parques y cementerios que son auténticas joyas culturales y lugares de paz entre el bullicio.
Hazlo mejor: Pasea por el Jardin du Luxembourg, piérdete en Buttes-Chaumont, visita Père-Lachaise para ver las tumbas de Jim Morrison, Edith Piaf o Oscar Wilde. Es otro París, menos obvio, pero igual de fascinante.
No te obsesiones con ver “todo”
París no se acaba nunca. Intentar verlo todo en tres días es el camino directo a una visita estresante, superficial y agotadora.
Hazlo mejor: Elige bien lo que más te interesa y deja tiempo para perderte. París se disfruta mucho más caminando sin rumbo por el Marais o tomando un vino en Saint-Germain que haciendo cola en todos los museos.
No ignores los mercados (y los picnics)
Si solo comes en restaurantes, te pierdes una de las experiencias parisinas más auténticas: el picnic improvisado junto al Sena o en algún parque.
Hazlo mejor: Pásate por un mercado (como el de Bastille, Marché d’Aligre o Rue Mouffetard), compra pan, queso, fruta, algo de vino… y siéntate a vivir la dolce vita versión francesa.
No subas a la Torre Eiffel sin valorar otras vistas
Sí, es la Torre Eiffel. Pero subir puede implicar horas de cola, aglomeraciones y vistas desde donde… no puedes ver la Torre Eiffel.
Hazlo mejor: Contempla la torre desde Trocadéro o el Campo de Marte, y si quieres vistas alucinantes, sube a la Torre Montparnasse, al Arco de Triunfo, o al Sagrado Corazón en Montmartre. Spoiler: ver la torre desde lejos es casi más emocionante.
No creas que París es solo para románticos
Aunque el marketing insista, París no es solo para parejas. Es una ciudad para lectores empedernidos, amantes del arte, fans del cine, foodies empedernidos, y también para viajerxs en solitario.
Hazlo mejor: Piérdete en Shakespeare & Company, haz una ruta de librerías, ve al cine en versión original, visita exposiciones temporales, charla con desconocidos en un bar de vinos… París tiene un plan para cada persona.
No te olvides del bolsillo en el metro
París es segura, pero como toda gran ciudad, los carteristas existen. Especialmente en el metro, en zonas turísticas y durante los grandes eventos.
Hazlo mejor: Lleva la mochila por delante, vigila tus cosas en los vagones abarrotados y no bajes la guardia cuando estés despistado mirando Google Maps.
En resumen: París es una experiencia (pero hay que saber bailarla)
París puede enamorar o desesperar. Depende mucho de tus expectativas, de cómo te muevas, de si sabes mirar más allá de la postal. Evita estos errores comunes y verás cómo la ciudad se te abre como una novela bien escrita: con ritmo, con profundidad y con alguna que otra sorpresa.
¿Te han pasado algunas de estas cosas en tu viaje a París? ¿Tienes más ideas sobre qué no hacer en la ciudad? Cuéntamelo en comentarios o comparte esta guía con quien esté preparando su primera vez en la capital francesa. Recuerda que ¡siempre nos quedará Paris!